C'est la vie… de barrio
barrio de Chamberí, un nuevo rico
¿Serías capaz de decir de dónde proviene el nombre de tu calle o de tu barrio? Estamos tan acostumbrados a mencionarlos que olvidamos que, muchas veces, tras ellos se esconde una historia apasionante. Es el caso de uno de los barrios más castizos y populares de Madrid, Chamberí, cuyo origen está a muchos kilómetros de distancia de la capital.
Durante la Edad Media, las tierras que ocupa hoy este distrito madrileño fueron propiedad de la Orden del Temple, hasta su desaparición en el siglo XIV. Posteriormente, debido a la frondosidad de sus bosques, estas tierras perteneciente al Concejo de Fuencarral fueron empleadas por la Corte de los Austrias para realizar monterías de caza.
Con el tiempo se convirtió en un arrabal que no sólo permitía aliviar el hacinamiento cada vez mayor que sufría la población de la Villa, a causa de la cerca de época de Felipe IV que delimitaba el Madrid cortesano, sino ubicar las primeras fábricas e industrias de la capital.
Desde principios del siglo XVII, en esta zona se asentaron los negocios de los llamados “chisperos”: herreros y artesanos de la forja, a los que se había prohibido instalarse en el centro de la ciudad por el peligro de incendios que conllevaba su oficio. Muchos de ellos vivían o tenían sus fraguas tanto en estos arrabales como en el que posteriormente se denominaría Barrio de Maravillas, actual Barrio de Malasaña.
Una de las primeras fábricas que se construyeron en esta zona fue la original Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, que en 1720 se instaló junto a la Puerta de Santa Bárbara, hoy plaza de Alonso Martínez. Pero si hubo una industria creciente en este arrabal hasta finales del siglo XVIII, fue la de las tejas, de tanta importancia en la época que esta zona llegó a conocerse como Barrio de los tejares.
A mediados del XIX su población era de 700 vecinos y se contabilizaban 15 industrias, entre ellas cuatro tejares, varias factorías de productos químicos, dos tahonas, dos fundiciones y hasta un molino de chocolate. La proliferación de fábricas convirtió a Chamberí en foco de humos y malos olores, originando constantes protestas vecinales.
A partir 1868, con el plan de ensanche de Madrid por parte de Carlos María de Castro, este antiguo arrabal se revalorizó, comenzando a asentarse en la zona burgueses y aristócratas que la convirtieron en una de las más elegantes de Madrid.
Chamberí se convirtió en un barrio de enorme interés arquitectónico, mezcla de palacetes burgueses y edificios industriales, motivando que numerosos artistas hicieran de éste su lugar de residencia. En sus calles vivieron personajes como Vicente Aleixandre, Mariano Benlliure, Pérez Galdós, Camilo José Cela, Joaquín Sorolla, Antonio Machado, Pío Baroja o Encarnación López Júlvez, La Argentinita.
Pero… ¿de dónde deriva el nombre de Chamberí? Existen diferentes teorías, aunque la más extendida cuenta que, durante la Guerra de la Independencia, se asentó en esta plaza de Chamberí el regimiento francés de Chambery. Se dice que los capitanes Luis Daoíz y Pedro Velarde se enfrentaron a los soldados de este cuartel subiendo desde Malasaña y Tribunal por la actual calle Luchana, el 2 de Mayo de 1808. Su nombre actual responde a la castellanización de dicho topónimo: Chamberí.
El que seguramente sea uno de los distritos más castizos de Madrid y una de las zonas más auténticas y señoriales de toda la ciudad, se forjó más por las fábricas que por los paseos, más por los trabajadores que por los aristócratas… lo que demuestra una vez más que esta ciudad siempre ha latido al ritmo del pueblo