Alta fidelidad
Calle Barquillo, historia del sonido madrileño
¿Imaginas cómo se habría contado la Historia de la humanidad de haber conservado la voz de sus protagonistas en alguno de los momentos culminantes de sus vidas? La predicación de Jesús de Nazaret en el sermón de la montaña, la reacción Cristóbal Colón desembarcando por primera vez en Nuevo Mundo, las palabras de Julio César al cruzar el río Rubicón o un acalorado debate filosófico entre Platón y Aristóteles.
Desgraciadamente, estos documentos sonoros no quedaron registrados en su momento… sería necesario que pasara mucho tiempo para tener la posibilidad de grabar el sonido y la palabra, concretamente hasta la segunda mitad del siglo XIX, un siglo profuso en maravillas en el que la ciencia hizo real lo que hasta el momento tan sólo se podía imaginar.
El encuentro de la música con la tecnología a mediados del siglo XIX y la historia de los grandes avances técnicos en el registro y reproducción musical sucedidos desde entonces, dejaron su huella sonora en una de las zonas más emblemáticas en la historia musical de Madrid: la Calle Barquillo.
XIX: EL SIGLO DE LAS MARAVILLAS_
La historia del registro del sonido y sus posibilidades de almacenaje y reproducción a la largo de los siglos es la crónica del afán continuo del hombre por poder capturar un arte, el musical, cuyo disfrute hasta entonces había sido efímero.
Y es que, hasta bien entrado el siglo XIX, la música fue un arte destinado al disfrute instantáneo, igual que el teatro o cualquier otro tipo de declamación. Fue en la segunda mitad del 1800 cuando se produjo un cambio de paradigma con en el que se comenzó conciencia de que el sonido no era algo fugaz, sino un producto que podía conservarse para la posteridad.
EL FONOAUTÓGRAFO_
En 1857, el tipógrafo parisino Édouard-Léon Scott de Martinville inventaba el fonoautógrafo, un aparato inspirado en el funcionamiento del oído humano que permitía registrar ondas sonoras sobre un papel ahumado en forma de una línea con pequeñas variaciones. Esta fue la primera vez en la historia que un sonido acústico quedaba registrado sobre un soporte.
Aunque en este momento inicial el registro musical aún no tenía nada que ver con el entretenimiento sino más bien con el estudio y análisis del sonido, Martinville ya imaginó que el fonoautógrafo podía hacer inmortal el talento de los grandes artistas que morían sin dejar tras de sí el más breve rastro de su genio.
EDISON Y EL FONÓGRAFO_
El novedoso fonoautógrafo permitía grabar sonidos, sin embargo no era capaz de reproducirlos. Esta aportación se produciría con la invención, en noviembre de 1877, del fonógrafo de Thomas Alva Edison, uno de los avances más importantes del siglo XIX.
El fonógrafo transformaría por completo la forma de crear y experimentar la música, sin ser este el propósito inicial de su inventor.
Esta nueva creación fue en realidad concebida, entre otras funciones, para el dictado de taquígrafos, la elaboración de libros sonoros para ciegos, el entrenamiento para una buena elocución y la conservación de grabaciones familiares, es decir, el registro de recuerdos, máximas, consejos o las últimas palabras de los miembros de una familia.
EL FONÓGRAFO LLEGA A ESPAÑA_
El sensacional invento de Edison llegaba a España el 3 de febrero de 1879, siendo presentado a la prensa en el número 86 de la madrileña Calle Preciados.
En esta primera exhibición pública, el fonógrafo reprodujo un saludo a los periodistas y un poema de Iriarte. A partir de entonces se fijaron cuatro sesiones diarias para demostraciones públicas, de 8 a 12 de la noche.
Las primeras audiciones fonográficas en España tenían el carácter de espectáculo vinculado más a lo pintoresco que a su capacidad para poner a disposición del público algo que hasta entonces había sido patrimonio de quien podía pagar para disfrutar en directo la voz y la música.
En estas sesiones la principal atracción consistía en el hecho de que una máquina hablara y, además, en la posibilidad de registrar y escuchar la propia voz.
VOLTA Y LOS CILINDROS DE CERA_
El laboratorio del inventor italiano Alessandro Volta tomó el testigo de Edison mejorando su fonógrafo gracias a un nuevo soporte de registro.
Del papel de estaño sobre el que hasta entonces se había registrado el sonido se pasó al cilindro de cera, material que proporcionaba una calidad sonora muy superior.
LAS ATERRADORAS MUÑECAS PARLANTES_
Edison, por su parte, continuaba empeñado en buscar nuevas utilidades con las que maximizar la rentabilidad económica de su fonógrafo y vio en el mundo del juguete, a través de la producción de muñecas parlantes, la opción más beneficiosa.
Sin embargo, esta no resultaría ser la mejor decisión del exitoso productor americano: la fabricación de muñecas se vio obligada a cesar a las seis semanas debido a que el aterrador sonido que éstas emitían, lejos de entretener a las niñas, generaba en ellas pánico.
EL ÉXITO DEL FONÓGRAFO_
A pesar de la desagradable experiencia juguetera, el considerado mejor inventor de la historia no cejó en su empeño de introducir el fonógrafo en la esfera del ocio.
En 1889 Edison tuvo la idea de colocar fonógrafos en espacios públicos como estaciones de tren y hoteles, y en lugares especialmente dedicados a ello, denominados salones fonográficos.
A cambio de unas monedas era posible escuchar dos minutos de chistes, lecturas dramatizadas y música. Esta iniciativa sí obtuvo un enorme éxito, logrando que el fonógrafo se dirigiese definitivamente hacia el mundo del entretenimiento.
La demanda de nuevos sonidos fue creciendo exponencialmente, motivando a Edison y a sus competidores a fundar sus propios estudios de grabación.
Poco a poco la relación entre música y máquinas parlantes comenzaba a estrecharse y las últimas grabaciones musicales de los grandes intérpretes del momento se fueron convirtiendo en lo más deseado por el público, de manera que el resto de propósitos a los que estos aparatos se habían destinado cayeron en el olvido.
Con el registro sonoro y la posibilidad de su reproducción el hecho musical dejó de ser uno e irrepetible. Ya no hacía falta acudir a la ópera o a las salas de concierto, ahora era posible no sólo disfrutar de la música en cualquier lugar sino también escuchar las piezas tantas veces como se quisiera.
EL FONÓGRAFO MEJORADO LLEGA A MADRID_
El Fonógrafo Perfeccionado era presentado en el madrileño Hotel París el día 2 de noviembre de 1892, y al público la noche siguiente, en el Teatro de la Comedia.
Por primera vez se ponía a disposición del público español la voz y la música de forma mecánica. Con ello se reactivaba en nuestro país la expectación provocada por el invento en sus inicios, apareciendo así los primeros emprendedores que, tras adquirir fonógrafos en los Estados Unidos, se disponían a exhibirlos en España.
A partir de este momento el fonógrafo y sus cilindros vivirán su breve época de oro en nuestro país con la creación de diversos salones o gabinetes de sonido en diversas capitales.
Sin embargo, a causa de su elevado precio, cilindros y fonógrafos tan sólo estaban al alcance de algunas familias acomodadas que competían por contar en sus gabinetes con un buen dispositivo y un surtido completo de cilindros entre los que no podían faltar los dedicados a la ópera, el bel canto, la zarzuela, el género chico y el flamenco.
También eran frecuentes las grabaciones habladas de cuentos populares, monólogos humorísticos, imitaciones, voces de personajes célebres o grabaciones de risas, estas últimas utilizadas para propiciar el efecto contagio en las reuniones festivas.
EL GRAMÓFONO DE BERLINER_
En 1887, el ingeniero alemán Emile Berliner iba a dar el paso definitivo hacia una nueva era del sonido al patentar el gramófono, un dispositivo de registro sonoro similar al fonógrafo pero que, a diferencia de este, permitía grabar el sonido sobre un disco plano en lugar de sobre un cilindro.
En poco tiempo el gramófono acabó imponiéndose por el menor coste de producción de sus grabaciones, dado que a partir de un único molde original podían realizarse miles de copias, mientras que con el fonógrafo tan sólo podía realizar una única toma de sonido por cada representación original.
Además los discos eran mucho más resistentes que los cilindros, más fáciles de almacenar y transportar, y permitían que el espacio central contuviera los créditos con la información de la pieza y de la compañía, algo que no sucedía con los cilindros.
LA MÚSICA SE CONVIERTE EN PRIVADA_
Todos estos avances tecnológicos provocaron cambios significativos no sólo en la composición, interpretación y producción musical, sino también en su consumo por parte del público.
La experiencia musical se diversificó. Ya no se trataba obligatoriamente de un acto colectivo representado en un espacio público, sino que podía convertirse también en un hecho individual consumido en un espacio privado, en los hogares, lo que propiciaba un nuevo tipo de entretenimiento y permitía que cualquiera pudiera escuchar más música por este medio de lo que lo había podido hacer en toda su vida asistiendo a conciertos.
LAS SOCIEDADES FONOGRÁFICAS_
Desde el punto de vista del mercado y el consumo la aportación de Berliner y sus discos planos fue fundamental, sentando las bases del modelo de negocio de la reproducción musical en forma de sociedades fonográficas… el equivalente a las actuales casas discográficas.
En 1899 se fundaba la Sociedad Fonográfica Española en el número 3 de esta madrileña Calle del Barquillo. Entorno a ella comenzaron a surgir numerosos gabinetes de melómanos y diletantes, anfitriones de reuniones destinadas al disfrute de la música en salones privados.
La Calle Barquillo se convirtió en el foco de la música privada en Madrid. Medio siglo más tarde, estos primitivos gabinetes para melómanos se transformarían en toda una serie de negocios dedicados no sólo a la venta de aparatos reproductores de sonido, sino también de su impresión.
LA ELECTRICIDAD Y LOS NUEVOS ADELANTOS_
En 1925 la grabación y reproducción del sonido se convertirían en un proceso eléctrico, dando así por terminada la llamada era acústica y transformando el viejo mundo musical a todos los niveles.
Los adelantos técnicos se fueron sucediendo tanto en el formato como en la reproducción. El disco plano evolucionó desde los primitivos recubiertos de cera de Berliner, pasando por la pizarra, el caucho, la vulcanita, el celuloide o la laca.
Por otra parte nacía el tornamesas (el famosos tocadiscos) que a diferencia del gramófono era enteramente eléctrico y no mecánico, tanto a la hora de girar el plato como de captar el sonido.
EL FRENAZO DE LA GUERRA CIVIL_
Tristemente la Guerra Civil resultó dramática para la fonografía española, pues además de perderse matrices y archivos que hubieran sido indispensables para la reconstrucción de nuestra historia musical, gran parte del material se fundió para la fabricación de balas y material bélico.
LOS DISCOS DEL VINILO_
En 1948 los discos de plástico o vinilo comenzaron a desplazar a los de goma laca, a medida que los nuevos tocadiscos sustituían definitivamente a los viejos gramófonos y gramolas.
Durante los años 60 los discos se abarataron y la música rock se convirtió en la banda sonora del momento en Madrid, dando lugar a la época dorada en la venta de vinilos en España, al tiempo que, en paralelo, se avanzaba en las investigaciones sobre cómo imprimir sonidos sobre cinta magnética.
EL CASETE COMPACTO_
En 1963 la empresa danesa Phillips lanzaba al mercado el primer casete compacto, un producto que pronto se convertiría en el formato de sonido estándar a nivel internacional por delante del disco, con la ventaja de ser mucho más manejable, duradero y, además, regrabable.
El propósito de lograr un aparato sencillo, de tamaño reducido, de poco peso y de escaso consumo, se materializará en 1979 con el lanzamiento del primer modelo de reproductor estéreo con auriculares, más conocido por su nombre comercial: el Walkman de Sony.
El Walkman cambió de manera definitiva nuestra forma de escuchar música. Por fin esta podía sacarse a la calle, realizar remixes con las canciones preferidas o grabar tu propia voz.
EL CD, el rey de la pista_
Sin embargo, la historia de amor con el casete comenzaría su declive a finales de los años 80 con la aparición del Compact Disc. La tecnología de audio digital del CD desbancó rápidamente a la de los formatos analógicos que lo precedían y se convirtió en el rey de la pista.
El 1 de Octubre de 1982, Sony lanzaba el primer reproductor de Compact Disc, el denominado Discman, que utilizaba tecnología láser para leer los datos de los CDs.
EL MP3 rompe el mercado_
La evolución en registro del sonido no paraba y, al tiempo que el CD y su reproductor gozaban de gran éxito, un grupo de científicos alemanes trabajaba ya, desde 1987, en un método para transmitir audios en un formato digital comprimido.
En julio de 1995 se empleaba por primera vez la extensión .mp3 y, en 1998, se comercializaba el primer dispositivo para su reproducción.
INTERNET: UN CAMBIO DE PARADIGMA MUSICAL_
Si bien en el año 2007 ya se habían vendido 200 mil millones de CD en el mundo desde su creación, en 2010 comenzaba su declive de la mano de la verdadera revolución del consumo musical: Internet.
La creación de un software de intercambio de archivos, el auge de plataformas como Napster primero, MySpace después, iTunes o Spotify años más tarde, abrieron las puertas de la música a fans, melómanos, consumidores e incluso a los propios músicos de todo el mundo.
En 2015 la música en digital superaba las ventas de los formatos físicos por primera vez, hasta el punto de que hoy podemos consumir toda la música imaginable a través de streaming desde nuestros ordenadores, tablets y smartphones.
LA CALLE DEL SONIDO_
No obstante, antes de que todo pudiera adquirirse desde Internet, los madrileños que querían un buen equipo de sonido, unos altavoces de alta fidelidad o una mesa de mezclas se agolpaban en las tiendas dedicadas a la electrónica de esta Calle Barquillo, conocida desde entonces como la “calle del sonido”… una zona de la ciudad que siempre gozó de su propia identidad sonora.
A pesar de ello actualmente, de las más de veinte tiendas que coexistieron a finales de los 90 dedicadas al sector musical, ya solo resisten cuatro, aquellas que fueron capaces de aguantar el golpe tras las sucesivas crisis y el "boom" de Internet.
Hoy, al igual que 150 años atrás, no sabemos qué nos deparará el futuro de la música, cómo se compondrá, cómo se escuchará o cómo se compartirá. Muy lejos quedaron ya nuestros queridos CD… piezas de museo que hoy podemos encontrar colgados de las ramas de los árboles o en algún balcón destinados a espantar pájaros… y es que nunca podremos olvidar todos aquellos formatos y aparatos que se han quedado en el camino y que han formado parte imborrable del sonido de nuestras vidas.