Espías a la mesa
Restaurante horcher: un nido de espías
¿Quién no se ha metido alguna vez en la piel de un espía después de disfrutar de una novela o película sobre agentes dobles? Cumpliendo arriesgadas misiones en plena Guerra Fría o al servicio de su Majestad en lugares exóticos muy lejos de nuestro entorno, aunque a veces no hace falta irse tan lejos… ¿sabías que Madrid fue el centro del espionaje europeo durante la Segunda Guerra Mundial? La capital se convirtió en una ciudad plagada de agentes aliados y alemanes, dedicados al espionaje y el contraespionaje, que tuvieron en el restaurante Horcher uno de sus centros neurálgicos.
A pesar de la aparente posición neutral de España en la Segunda Guerra Mundial, Madrid se convirtió durante aquellos años en un escenario cómplice del conflicto. La capital se convirtió en sede de la diplomacia mundial, donde convivieron representantes de las potencias del Eje y de las potencias Aliadas. Fiestas, cenas y bailes eran parte de aquel ambiente aristocrático en el que todos vigilaban a todos… mientras los madrileños de a pie sufrían las consecuencias de su posguerra: represión y pobreza extrema.
Una atmósfera de espionaje y clandestinidad envolvía al Madrid de aquellos años 40 del siglo XX. Alguno de los nazis más buscados, como Otto Skorzeny o Josef Hans Lazar, se movían con libertad por la capital, mientras agentes secretos, espías y contraespías convertían algunos de sus establecimientos en centros de reunión y decisión, como el Hotel Ritz, el Hotel Palace, el Bar Chicote, el salón de fiestas Pasapoga o dos emblemáticos locales vinculados a uno y otro bando: el salón de té Embassy, vinculado a los aliados, y el restaurante Horcher, afín a los alemanes.
La historia de este último, el inconfundible Horcher, comenzó mucho antes, en 1904, cuando Gustav Horcher, cumpliendo su sueño, conseguía abrir un primer restaurante en el corazón de Berlín. El local pronto se convertiría en un referente culinario nacional.
Con la victoria del Partido Nazi en las elecciones de 1932 y la llegada al poder de Adolf Hitler, el restaurante se convirtió en lugar de celebración de la alta jerarquía nacional socialista… incluso se dice que era el restaurante favorito de Hermann Göring. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, los nazis obligaron a los Horcher a abrir sedes en los diferentes países ocupados para dar de comer a los oficiales alemanes.
Sin embargo, el conflicto bélico hacía insostenible la supervivencia del negocio y, en 1943, las bombas en Berlín obligaron a huir de Alemania a la familia para trasladarse a Madrid, donde abrirían un nuevo un restaurante con el beneplácito del régimen de Franco. El lugar elegido fue este local, en el número 6 de la calle Alfonso XII, a unos pasos del Parque del Retiro y de la Puerta de Alcalá.
El local cuajó en la capital en plena posguerra, con un propietario alemán al frente que no conocía ni el idioma ni las costumbres españolas. Los dueños del Palace y del Ritz le ayudaron y le aportaron los contactos para arrancar el negocio.
El lujoso restaurante fue uno de los primeros en establecer plata de ley en sus cuberterías, cristal fino, manteles y servilletas de hilo, traídas directamente de Alemania, e incluso en enseñar modales a su servicio de camareros.
Contaba con un gran salón comedor y dos salas privadas, punto de encuentro de aristócratas, diplomáticos y, en paralelo, personalidades nazis… con el consiguiente seguimiento de los agentes aliados.
En Horcher, espiaba la agente norteamericana Aline Griffith, Condesa de Romanones, y allí se entrevistó con Heinrich Himmler cuando ella trabajaba para la Oficina de Servicios Estratégicos de los Estados Unidos, precursora de la CIA.
Se dice que, cuando la Segunda Guerra Mundial tocaba a su fin y el III Reich ya había caído, el Horcher se convirtió en lugar de encuentro de muchos nazis que, escapando de los aliados, huían hacia Sudamérica.
Pocos establecimientos madrileños, como el Horcher, han sido y siguen siendo testigos de la historia más reciente de Europa y de España. Un restaurante que ya forma parte de la historia madrileña… una historia de lujo y espías… pero también del estraperlo, las cartillas de racionamiento y la miseria de un pueblo castigado por una horrible posguerra.