Revive el flamenco: el toque
La guitarra flamenca, una seña de identidad
¿Qué sería de la música flamenca sin el toque de una guitarra? La dimensión actual del flamenco no podría concebirse sin su sonido, un legado cultural que nuestro país exporta por todo el mundo desde hace siglos.
Su introducción en España se remonta a época árabe. Ziryab, cantor y poeta del Emir cordobés Abderramán II, fue fundamental en el arraigo de este instrumento en nuestro país.
La guitarra española fue, en sus orígenes, un instrumento eminentemente popular, asociado a la figura de los barberos y las barberías. El rasgueado de las cuerdas o la colocación de la guitarra en diagonal y apoyada entre las piernas, definen hoy el “toque a lo barbero” propio del flamenco.
La adición de la quinta cuerda por parte del sacerdote, escritor y músico Vicente Espinel, en la segunda mitad del siglo XVI, marcó un cambio fundamental para la historia de este instrumento y que se vería reforzado con la inclusión de la sexta, ya en el siglo XVIII. Las crecientes posibilidades musicales, así como la mayor consideración de la guitarra española, hizo que a finales de este siglo, se empezara a utilizar en la música de cámara.
Surgieron entonces dos grandes escuelas: la guitarra culta, que adopta la técnica del punteado de los tañedores de laúd, predecesora de la guitarra “clásica” de concierto, y la guitarra popular de acompañamiento, con la técnica del rasgueado. Posteriormente, la guitarra flamenca alternará el punteado de la guitarra culta con el rasgueado de la guitarra popular, añadiendo falsetas y golpes de percusión en la caja.
En origen, el flamenco sólo constaba de cante, palmas y baile. La introducción de la guitarra se produjo a finales del siglo XIX y vivirá desde entonces un protagonismo creciente. Ya en el siglo XX, con el maestro de maestros Paco de Lucía, conseguiría independizarse y adquirir el rango de instrumento de concierto.
El luthier es quien elabora las guitarras. En la calle de la Paz, Guitarras Ramírez es uno de los fabricantes de guitarras españolas más antiguos de Madrid, desde 1882. José Ramírez, su fundador, comenzó a fabricar guitarras con 12 años y, años más tarde, crearía la llamada guitarra de tablao, más grande y de mayor sonoridad que la flamenca habitual. Aquí se surtieron de guitarras leyendas de la guitarra como Andrés Segovia o Paco de Lucía.
Una guitarra artesanal tarda en fabricarse una media de cuatro meses y para ello se emplean maderas curadas de forma natural desde hace más de 40 años. Suelen elegirse maderas ligeras: la caja, de ciprés o palosanto; el mango, de cedro y la tapa de abeto. La guitarra flamenca es más estrecha y su sonoridad menor que la clásica, lo que permite escuchar mejor la voz del cantaor.
El sonido de la guitarra evoca flamenco… una de las señas de identidad de nuestro país y un patrimonio, orgullo de nuestra cultura, que sigue dejando huella en el mundo generación tras generación.