Las cuerdas mudas
PACO DE LUCÍA, maestro de MAESTRos
La música ocupa una parte esencial dentro de la evolución universal. Cada cultura y civilización ha transmitido un legado musical innegable a lo largo de los siglos… y es que, la música deja huella.
En ese sentido, la guitarra flamenca es icono indiscutible de la tradición española, no solo dentro de nuestro país sino en el resto del mundo, gracias, entre otros, a la labor única de genios como Paco de Lucía, leyenda de la guitarra, renovador del flamenco y, en mi opinión, uno de los músicos más importantes de la historia.
la transmisión de un sentimiento_
El arte flamenco, su duende y su grandeza, se basan especialmente en transmitir emociones a partir de sentimientos, no de teoría.
De esta manera, los guitarristas flamencos del siglo XIX nunca llegaron a plantearse la transmisión de sus conocimientos musicales a través de partituras, sino que desarrollaron, a partir de sus escasos recursos sociales y culturales, una dinámica y un lenguaje musical propios basados en la vía oral y visual.
Los guitarristas accedían al flamenco a través de un maestro que les transmitía oralmente su saber. Las clases de guitarra se tomaban de oído, sin partitura ni grabación, y cuando el alumno volvía a casa tenía que practicar al momento y de memoria lo aprendido, porque corría el riesgo de olvidar la lección del día.
Los primeros registros del flamenco_
Aunque la música flamenca fue registrada desde 1895 en cilindros de cera, en aquellos años no todo el mundo podía permitirse adquirir un fonógrafo para su reproducción, especialmente las clases más pobres, a las que siempre perteneció el flamenco.
Por este motivo era forzosa la instrucción autodidacta… un hábito que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX, cuando la transmisión oral comenzó a compartir protagonismo con otras vías de difusión de conocimiento musical.
A partir de los años sesenta del siglo pasado, las grabaciones y los conciertos de guitarra flamenca comenzaron a ser más accesibles para los aficionados a esta música, cada vez más numerosos.
Las primeras transcripciones y enseñanza del flamenco_
Las nuevas composiciones adquirieron tal grado de sofisticación que cada vez se hizo más necesaria una transcripción musical escrita como complemento a la vía oral principal, allanando así el camino a los alumnos que, a partir de entonces, comenzaron a formarse como guitarristas flamencos en conservatorios públicos.
Sin embargo, la formación del guitarrista flamenco no sólo se basaba en saber tocar, sino que también debía conocer perfectamente todos los cantes y bailes, ya que de la de la vinculación entre el cante y el baile surge el compás… el patrón constructivo que codifica cada uno de los palos flamencos que debe marcar la guitarra.
La importancia de los tablaos_
Los guitarristas aprendían esta lección fundamental en compañías de baile o en tablaos flamencos, armonizando como acompañantes la melodía creada por el cantaor o la cantaora y los movimientos del bailaor o la bailaora consiguiendo, gracias a esta labor, un dominio absoluto del compás.
Los tablaos madrileños se convirtieron en el lugar de consagración de los artistas flamencos procedentes de toda la geografía nacional, un espacio de creatividad y conocimiento que posteriormente les permitiría destacar como concertistas. Así comenzaría su formación el gran Paco de Lucía… el mejor guitarrista flamenco que ha existido.
“el De Lucía”_
Francisco Sánchez Gómez nació en Algeciras el 21 diciembre de 1947. Fue el más pequeño de una familia muy humilde formada por sus padres y cuatro hermanos. “Paco, el de Lucía” fue su apodo en el barrio desde niño… siguiendo la tradición andaluza de añadir a su nombre de pila el de su madre.
Su padre, Antonio Sánchez, fue vendedor de telas y guitarrista flamenco para ganarse la vida, al igual que su hermano mayor, Ramón. Junto a ellos, el pequeño Paco creció en un ambiente donde la guitarra y el cante eran la banda sonora doméstica por lo que con tan sólo cinco años ya había interiorizado el compás y todos los ritmos del flamenco.
A los siete años Paco comenzó a tocar la guitarra. Desde el principio la familia comprendió que aquel niño era un genio: corregía a su padre sobre el compás en sus interpretaciones y, mientras su hermano mayor tocaba, él sacaba las notas de oído sin haber practicado previamente.
La guitarra como medio de vida_
Sus padres no tenían dinero para costearle la escuela por lo que, con sólo once años, Paco se vio obligado a abandonar los estudios. Decidido a buscarse la vida para llevar un poco de pan a casa, encontró en la música su mejor opción. A los doce años comenzaba la carrera musical de un niño destinado a convertirse en el mejor guitarrista flamenco de todos los tiempos.
Casi 12 horas diarias de guitarra para llegar a ser un genio, fue el riguroso entrenamiento que le impuso su padre… una etapa muy dura y solitaria para un niño en la que se forjaría una voluntad perfeccionista que le acompañaría siempre.
“No creo en la genialidad espontánea. El talento que uno pueda tener no es suficiente. Uno debe continuar esforzándose siempre como el primer día”. Paco de Lucía
madrid y la explosión de un genio_
Con sólo catorce años Paco de Lucía formaba dúo con su hermano Pepe y grababa su primer disco. A partir de ese momento un abrir y cerrar maletas constante marcaría su vida, empezando por su viaje a Madrid, donde pasaría su juventud.
La familia del joven Paco llegó a la capital desde Algeciras en 1961 para que el guitarrista pudiera evolucionar en su música. En una vivienda del número 17 de la Calle de la Ilustración, junto a la antigua Estación del Norte, se instalarían hasta 1977.
Su primer viaje al extranjero, en 1963, le llevó nueve meses de gira por Estados Unidos, acompañando al bailarín José Greco.
En una de las actuaciones de esta gira, el joven Paco tuvo que sustituir al guitarrista titular, que había enfermado. Al concluir su interpretación comprobó que nadie aplaudía y pensó que su intervención había sido un fracaso… hasta que sus compañeros le explicaron que aquella era la manera local de premiar su maestría porque, simplemente, el público estaba en shock por lo que acababan de ver. El flamenco volvía así a conquistar América, después de que en plena Guerra Civil española lo hiciera La Argentinita.
Un dúo legendario_
A su vuelta a Madrid, Paco de Lucía comenzó su periplo por los tablaos de la capital, acompañando al baile y al cante y perfeccionando su arte. En el Torres Bermejas de la Calle Mesonero Romanos, se dio a conocer. El Casa Patas, en la Calle Cañizares, y El Candela, en la Calle Olmo, fueron otros templos flamencos en los que triunfó el genio.
Junto al legendario cantaor José Monje Cruz, Camarón, formaría un dúo que marcaría la historia del flamenco. Entre 1969 y 1979 grabaron juntos nueve increíbles discos, repletos de creatividad y modernidad, para acabar conformando una antología del flamenco del siglo XX.
Entre dos aguas_
En el Corral de la Morería, junto a la Plaza de las Vistillas, Paco de Lucía presentaba al público en 1973 la rumba que le catapultaría al estrellato, Entre dos aguas, una composición con la que batiría todos los récords de ventas.
Esta pieza, revolucionaria para el futuro del flamenco, fue paradójicamente la única de toda su carrera que compuso por casualidad. El maestro se encontraba en el estudio grabando su disco Fuente y caudal y al terminar la grabación, su productor le avisaba de que faltaba una pista para poder completar el vinilo. El algecireño no tuvo más remedio que improvisar a partir de una pieza que más o menos tenía perfilada, dando lugar a esta rumba, con la que se haría mundialmente conocido.
El éxito global de Entre dos Aguas fue determinante para una generación de guitarristas que vieron en Paco de Lucía el faro al que seguir para convertirse en concertistas flamencos de pleno derecho.
Rompiendo el estereotipo flamenco_
En 1975 el Teatro Real de Madrid, el escenario lírico más importante de nuestro país, recibía con un lleno absoluto el repertorio de seguiriyas, soleás y bulerías del algecireño.
Por primera vez un guitarrista flamenco se sentaba ante un auditorio cruzando una pierna y apoyando la guitarra en ella… postura que a partir de ese momento los guitarristas de todo el mundo adoptarían para combinar diferentes acordes en pocos compases.
En el flamenco Paco de Lucía lo fue todo: perfeccionó la técnica de la guitarra española; llevó la improvisación al flamenco y la convirtió en su seña de identidad; inventó su propio alfabeto; se atrevió a fusionar el flamenco con el jazz y con la música clásica de Manuel de Falla, Joaquín Rodrigo e Isaac lbéniz; exploró el cajón peruano y lo mostró al mundo en forma de cajón flamenco; le dio a la guitarra protagonismo separándola del cante; grabó 12 discos junto a Camarón, la voz flamenca más prodigiosa de todos los tiempos, y compuso melodías bellísimas que pasarán a la historia de la música… una herencia inigualable que le hizo merecedor del Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2004, primero y único de la Historia concedido a un artista flamenco y el gran reconocimiento que su país le debía a Francisco Sánchez.
“Estoy muy orgulloso, muy emocionado y pienso que, aunque me han dado el premio, siempre hay alguien mejor”. Paco de Lucía
El siencio de un maestro_
El 25 de febrero de 2014 Paco de Lucía fallecía inesperadamente, a los sesenta y seis años, en su casa de la ciudad mexicana de Playa del Carmen. Aquel día la guitarra flamenca quedaba huérfana y muda.
En 2015, un año después de la muerte del gran maestro, la ciudad de Madrid le homenajeaba dedicándole una estación de Metro, cuyo vestíbulo fue decorado por los artistas urbanos Okuda y Rosh333 con este impresionante mural titulado Entre dos universos, que representa el icono y la figura del inigualable músico.
Paco de Lucía fue, y siempre será, uno de los mejores embajadores de la cultura española y el flamenco por todo el mundo. Su música eterna trascendió fronteras y estilos, forjando el legado imborrable de un genio que nunca se cansó de aprender.