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La Farmacia del globo, velando por nuestra salud
Hoy, más que nunca, somos conscientes de la importancia de los farmacéuticos en nuestra sociedad… cada día al pie del cañón, aportando confianza, seguridad, tranquilidad y profesionalidad para preservar nuestro bienestar y calidad de vida. La farmacia y el oficio de farmacéutico son piezas clave en la sociedad madrileña desde hace siglos y la Farmacia del Globo es, desde entonces, una de sus mejores representantes.
Aunque el título de botica más antigua de Madrid lo ostenta con todo merecimiento la Farmacia de la Reina Madre, fundada en 1578, no es la única centenaria que sobrevive en la ciudad. En la plaza de Antón Martín existe, desde 1870, una farmacia presidida por un icónico globo en la fachada: la Farmacia del Globo.
El último tercio del siglo XIX en Madrid fueron tiempos de modernidad, nuevos inventos y numerosos avances en el campo sanitario. Esta botica, fundada por el farmacéutico Miguel González Gallardo, se especializó en realizar sus propias fórmulas magistrales.
El nombre de esta farmacia proviene del gran farol en forma de globo que destacaba colgado en su fachada a imitación de los farmacéuticos ingleses, que colocaban este elemento decorativo en sus establecimientos para distinguirse, a simple vista, de herbolarios y droguerías… un recurso publicitario que posteriormente sería sustituido en Europa por la cruz verde que actualmente identifica a este tipo de establecimientos sanitarios.
A finales del siglo XIX, la botica pasó a propiedad del afamado farmacéutico Dr. Juan Trasserra, inventor del Biógeno Khónill, una fórmula capaz de curar la anemia, la clorosis, el raquitismo, la neurastenia, la tuberculosis… en definitiva “¡El mejor tónico reconstituyente, que desarrolla a los niños, fortalece a los hombres, hermosea a las mujeres y conserva a los ancianos!”… como clamaba a los cuatro vientos su claim publicitario.
El Biógeno Khónill dotó de renombre a esta botica madrileña y a su boticario que, curiosamente, moriría poco tiempo después de tuberculosis… uno de los males que supuestamente curaba su milagroso tónico.
La Farmacia del Globo fue, además, una de las primeras de Madrid de “Servicio Permanente”, es decir, una de las primeras farmacias de guardia de la capital. En aquella época constaba sólo de la planta baja y un piso. Encima de éste existían otros ocupados por distintos inquilinos. En uno de aquellos, el tercero exactamente, vivió el Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal durante algunos años.
Durante la Guerra Civil la plaza de Antón Martín fue brutalmente bombardeada y la farmacia muy dañada. Las consecuencias del bombardeo fueron registradas por la lente de un Robert Capa que se encontraba en Madrid fotografiando los desastres de esta incomprensible guerra.
Tras la contienda, la botica fue ampliada y restaurada. Además, el farol fue reemplazado por el globo Montgolfier que actualmente contemplamos en la fachada de este negocio centenario, desde donde sus farmacéuticos continúan ejerciendo uno de los oficios más importantes de nuestra sociedad, cuidando a unos pacientes que siempre encontrarán confianza, consejo y cariño en nuestras farmacias.