El Rey león

Congreso de los diputados. Madrid, 2019 ©ReviveMadrid

Congreso de los diputados. Madrid, 2019 ©ReviveMadrid

Los leones del congreso, Reyes de la selva política

Si tuvieras que emplear animales para proteger tu casa… ¿cuáles elegirías? ¿Fieros e imponente leones o amables y adorables gatitos? Si te decantas por los primeros, mejor no escatimes en gastos o podrías llevarte el mismo chasco que los parlamentarios del Congreso de los Diputados de Madrid al inaugurar el Palacio de las Cortes a mediados del siglo XIX.

A principios del siglo XIX, en el marco de la nueva España constitucional, se decidió construir en Madrid un espacio donde los parlamentarios pudiesen debatir los asuntos políticos de la nación. El lugar elegido fue la Carrera de San Jerónimo, en el solar que había dejado el convento del Espíritu Santo tras ser arrasado por un incendio. En 1843 Isabel II colocaba la primera piedra del Congreso de los Diputados, de cuyo proyecto se encargó el arquitecto Narciso Pascual Colomer, concluyéndose la obra en 1850.

En el diseño original del edificio, dos farolas se alzaban en el lugar que ocupan actualmente los leones. Sin embargo, las farolas no eran del agrado de los diputados ni de los ciudadanos, al considerar que no aportaban la solemnidad que el lugar requería. Por este motivo se acordó su retirada para colocar dos estatuas de leones, símbolo de la monarquía, que flanquearan la escalinata de acceso.

El primer encargo se le solicitó al escultor zaragozano Ponciano Ponzano y Gascón, autor del frontispicio del Congreso. Sin embargo, la mala situación económica que atravesaba el país obligó al artista a prescindir de materiales nobles y a utilizar yeso pintado, imitando al bronce. Los leones se colocaron en el año 1851 con gran boato pero, al cabo de un año y a causa de las condiciones meteorológicas, los leones presentaban un estado deplorable. Ante las críticas de los ciudadanos y la prensa se optó por encargar nuevas esculturas, esta vez realizadas con materiales nobles y duraderos.

La segunda pareja de leones se encargó al escultor abulense José Bellver y Collazos, que diseñó dos felinos de piedra tan pequeños que, como se dijo en la época, parecían más gatos indefensos que fieros leones. Ante las protestas y las burlas, nuevamente las esculturas fueron retiradas. Actualmente se encuentran en los Jardines de Monforte en Valencia.

El miedo a encadenar un nuevo proyecto fallido hizo que, en el tercer intento de conseguir unos leones dignos, no se escatimara en dinero ni tiempo. El autor volvió a ser Ponciano Ponzano, que empleó sus primeros leones de yeso como molde para los nuevos, realizados en bronce en la Fábrica de Artillería de Sevilla. El bronce empleado se obtuvo de la fundición de dos cañones requisados a las tropas marroquíes por el general Leopoldo O'Donnell en la batalla de Wad-Ras, librada en 1860, durante la primera Guerra de África. Las figuras fueron colocados en la entrada del Palacio de las Cortes en mayo de 1872, ahora sí, entre alabanzas generales.

Los leones fueron bautizados por los madrileños con los nombres de Daoíz y Velarde, los héroes del levantamiento del Dos de Mayo, y aunque a simple vista parecen idénticos guardan una impactante diferencia, imperceptible a simple vista: uno de ellos carece de testículos.

La tradición cuenta que el escultor Ponciano Ponzano sólo contaba con el bronce procedente de los cañones de la batalla de Wad-Ras y, por falta de material suficiente a la hora de modelar los leones, dejó a uno de ellos sin testículos, el que menos visibilidad tiene y al que representó con el rabo enroscado, lo que servía para tapar esa pudorosa ausencia.

A pesar de las desavenencias iniciales, los leones del Congreso de los Diputados se han convertido con el tiempo en uno de los iconos de la democracia y de la ciudad de Madrid, testigos de golpes de estado, proclamaciones reales, funerales y, probablemente, de tiempos mejores que los actuales para la política de nuestro país.

Adolfo Suárez González (Cebreros, 1932-Madrid, 2014)

Adolfo Suárez González (Cebreros, 1932-Madrid, 2014)

El poder se tiene mientras se ejerce y su única legitimidad es la entrega total al servicio de los demás
— Adolfo Suárez González


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