Fábrica de genios

La Residencia de Estudiantes. Madrid, 2019 ©ReviveMadrid

La Residencia de Estudiantes. Madrid, 2019 ©ReviveMadrid

La residencia de estudianteS, FOCO DE CULTURA EUROPEA

¿Os imagináis llegar a Madrid como universitarios, alojaros en una residencia y que Lorca, Buñuel o Dalí fueran vuestros compañeros de habitación? Esta situación podría haberse dado si os hubierais hospedado en la Residencia de Estudiantes a principios del siglo XX.

Fundada en 1910 según las ideas renovadoras de Francisco Giner de los Ríos, pronto se convirtió en epicentro de la actividad intelectual en España y uno de los focos de intercambio científico y artístico en la Europa de entreguerras.

Desde sus inicios fue concebido como un complemento educativo a la universidad en el que se formaran los hijos de las clases dirigentes liberales y, hasta 1939, fue considerado uno de los núcleos de modernización científica y educativa de España.

Inicialmente establecida en la Calle Fortuny, en 1915 se trasladó a su sede actual de la Calle Pinar, en la bautizada como “Colina de los Chopos” por Juan Ramón Jiménez, un conjunto de edificios de estilo neomudéjar en los que la luz y el sol eran protagonistas.

Inspirada en los colleges británicos, proponía complementar la enseñanza universitaria con un ambiente intelectual y de convivencia entre los estudiantes. Las instalaciones, el menú, la disciplina sugerida y nunca impuesta, así como la libertad de la que gozaban los residentes causaban admiración.

Los residentes iban a clase y luego volvían a la Residencia a comer. Acudían a tertulias por toda la ciudad, frecuentaban los cafés y los lugares artísticos de la capital y salían de juerga por las noches. Eran jóvenes creadores, inquietos, con una vida regulada por las actividades académicas y otra, como creadores, más bohemia.

En sus laboratorios encontrarías investigando a Severo Ochoa; podrías asistir a los primeros estrenos teatrales de Lorca en las sesiones de teatro que se organizaban los fines de semana y disfrutar del genio granaino tocando el piano en las veladas musicales de los sábados; Buñuel demostraría su talento como director del cineforum de la institución y podrías acompañar a Dalí, junto a su inseparable Pepín Bello, en las visitas al Museo del Prado que la Residencia planificaba semanalmente.

En su comedor era habitual compartirías mesa con intelectuales de primer orden como Unamuno, Manuel de Falla, Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset o Rafel Alberti; en su auditorio podrías debatir cara a cara con personalidades como Einstein, Howard Carter, Marie Curie, Stravinski, Keynes, Calder, Gropius o Le Corbusier… en definitiva, una forma de compartir conocimiento que despertó la admiración de toda Europa.

Al estallar la Guerra Civil, las actividades de la Residencia concluyeron y, con la llegada de la dictadura de Franco, muchos de sus residentes y profesores optaron por el exilio. La Edad de Plata de las ciencias y las letras españolas quedaba sepultada, una vez más, por las ruinas de una guerra.

La Residencia de Estudiantes fue declarada Patrimonio Europeo en 2007 y hoy en día es una fundación privada, creada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), dedicada a recuperar la voz de una generación espléndida… una voz cuyos gritos de vanguardia tan sólo el sinsentido de la guerra pudo silenciar.

La Residencia de estudiantes

La Residencia de estudiantes

No puedo explicar día a día lo que fueron aquellos años de formación y encuentros; nuestras charlas, nuestro trabajo, nuestros paseos, nuestras borracheras, los burdeles de Madrid... y nuestras largas veladas de la Residencia…
— Luis Buñuel


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