La casa maldita
Antonio grilo, la calle de las pesadillas
¿Estás pensando en mudarte y buscas piso en Madrid? Si no eres aprensivo y no te importa vivir en una “casa maldita”, quizás puedas negociar con el casero una rebaja en el precio ¿La dirección? Calle Antonio Grilo, número 3.
Situada junto al Mercado de los Mostenses, esta calle ya aparece citada en el plano topográfico de Pedro Teixeira de 1656 como Calle de las Beatas y, desde entonces, cuenta en su haber con numerosos actos sangrientos.
En 1776 un sacerdote enamorado de una costurera a la que acosaba, asesinó en esta calle a un vecino que le acusaba públicamente. A pesar de ser condenado a muerte, Carlos III le salvó de la pena para proteger el buen nombre de la Iglesia. Fue el primer cura condenado en España.
Ya en el siglo XX en esta finca acumula hasta nueve víctimas. En 1945 un vecino fue asesinado tras ser golpeado con un candelabro y estrangulado. En una de las manos se encontró un mechón de pelo del homicida, que nunca llegó a ser descubierto.
En 1964, una madre soltera estranguló a su recién nacido para así ocultar su nacimiento. Envolvió el cuerpo inerte del bebé en una toalla y lo introdujo en el cajón de una cómoda, como si nada hubiese sucedió. Finalmente fue detenida.
Sin embargo, el crimen más siniestro tuvo lugar el 1 de mayo de 1962 en el tercer piso. José María Ruiz, sastre de profesión, acabó con las vidas de su mujer y cinco hijos, cuyos cadáveres exhibió por el balcón a la muchedumbre, y luego se suicidó de un disparo en la cabeza. A pesar de que los vecinos consideraban al padre de familia como un hombre tranquilo y afable, aseguraron que durante los hechos no paraba de repetir que “las voces le obligaban a hacerlo”.
Años más tarde, en unas obras de remodelación, se hallaron fetos de niños en el número 9 de esta calle, lo cual podría deberse a que en el siglo XVI sobre este terreno se ubicaba el beaterio y cementerio de Santa Catalina de Siena.
Si los espacios físicos guardan memoria de lo ocurrido en ellos, esta calle y esta casa deben tener recuerdos infaustos… ese tipo de recuerdos que, con el tiempo, se convierten en leyenda oscura de Madrid.