La chica de ayer
movida madrileña, la bandera de una generación
¿Quién no recuerda su adolescencia como una época vital de rebeldía, cambios y estímulos? Si viviste la tuya en el Madrid de principios de los años 80, conviviste con la recién estrenada democracia, el protagonismo de los jóvenes, la ebullición de nuevos movimientos culturales, las nuevas tribus urbanas y la ausencia de límites… fuiste adolescente en plena Movida madrileña.
La Movida no puede considerarse un movimiento político o artístico ya que no existió un orden, dogma teórico, programa ni manifiesto… más bien se trató de una nueva forma de expresión, tanto verbal como estética, con un carácter innovador y liberal. Un cambio social surgido en el Madrid de los primeros años de la Transición con el que se daba carpetazo a la herencia del franquismo, en un país aturdido por las amenazas de golpe de estado y el terrorismo. Era necesario alzar la voz y dejar atrás épocas difíciles que el país quería olvidar.
Este movimiento social apoyado mediáticamente por el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, realizar un lavado de cara a la imagen que se había proyectado de nuestro país durante la dictadura. La sociedad madrileña quedó marcada no sólo por la despenalización de la homosexualidad, la venta de anticonceptivos, el resurgimiento del feminismo y el laicismo… sino también por la aparición de las drogas y el SIDA, protagonistas de la cara menos amable de la Movida.
El pistoletazo de salida tuvo lugar un 9 de febrero de 1980 con el concierto en honor a Canito, batería del grupo Tos, que posteriormente se convertiría en Los Secretos, fallecido en un accidente de tráfico. Sus compañeros quisieron celebrar un homenaje con otros grupos como Nacha Pop o Alaska y los Pegamoides.
La sociedad madrileña se revolucionó con la Movida en todos los ámbitos. En la televisión, programas como La bola de cristal o La Edad de Oro marcaban tendencia… las fotografías de Alberto García-Alix y Ouka Leele inmortalizaban su sociedad… la pintura de Pérez-Villalta y Ceesepe reflejaba su creatividad… las películas de un joven Pedro Almodóvar irrumpían en el panorama cinematográfico independiente… y grupos como Alaska y los Pegamoides, Radio Futura o Nacha Pop enfervorecían al público en salas míticas como el Rockola o El Sol. Barrios como Malasaña, Tribunal o San Bernardo se convirtieron en todo un hervidero cultural.
Este local, el Penta Bar, en la Calle de la Palma, fue uno de los más conocidos de la Movida y forma parte de su leyenda por haber sido nombrado en la famosa canción de Nacha Pop, La chica de ayer. Hoy en día sus puertas siguen abiertas para trasladarnos a aquellos años donde los jóvenes madrileños exprimían al máximo su recién estrenada libertad.
Hacia 1986, muchos de los músicos, cantantes y artistas que representaban esta época dorada alcanzaron el éxito comercial, de manera que la Movida dejó de tener sentido como fenómeno y se convirtió en una marca común, desapareciendo al poco tiempo.
Con un legado a sus espaldas incuestionable, la Movida se convirtió en una pieza clave para entender el cambio radical en la forma de ser de los españoles del período democrático. Un movimiento transgresor que no dejó indiferente a nadie y que hoy sigue muy viva en la memoria no sólo de quienes la vivieron… sino también de quienes la imaginamos.