De isla a mito
Camarón de la Isla, el Mesías flamenco
¿Cómo se construyen los mitos? El mundo del arte está repleto de iconos que han pasado a la Historia por haber sabido romper moldes, incluso en contra de lo establecido, abriendo nuevas vías de expresión. Para el mundo del flamenco, Camarón de la Isla fue ese revolucionario que supo explorar los límites, convirtiéndose en todo un icono para el público y en un referente para el pueblo gitano. Un cantaor superdotado.
José Monje Cruz, Camarón, (San Fernando, 1950-Badalona, 1992) fue el penúltimo de ocho hermanos de familia gitana. El apodo le fue dado por su tío, en cuya opinión su delgadez, pelo rubio y piel blanca, le hacían parecer un camarón.
Aprendió los palos flamencos de su madre Juana y de su abuela, escuchándolas cantar de niño, mientras soñaba con ser torero… pero pronto sus sueños debieron adaptarse a la realidad: se vio obligado a dejar la escuela para ayudar a su padre en la fragua donde trabajaba hasta que falleció a causa del asma.
La familia del pequeño José pasó entonces por apuros económicos por lo que, desde los siete años, Camarón comenzó a cantar en la estación del tranvía de San Fernando y en tabernas como la Venta de Vargas, donde los señoritos jerezanos le llamaban para alegrar con su cante las noches de juerga.
Con doce años consiguió su primer logro, el que marcaría el comienzo de su carrera: ganó el primer premio del Concurso Flamenco del Festival de Montilla. La fama de aquel pequeño niño rubio comenzaba a extenderse.
Se inició como profesional junto al cantaor Rancapino y realizó diversas giras por Europa y América con la compañía de Juanito Valderrama.
En 1966, con dieciséis años, se trasladó a Madrid, convirtiéndose en fijo en este prestigioso tablao de Torres Bermejas, donde permanecería durante doce años. Es aquí donde conocería al maestro Paco de Lucía, genio de la guitarra, con el que formaría la mejor dupla creativa de la historia del flamenco.
Un muchacho cantando de forma novedosa los temas de toda la vida. Otro tocando la guitarra un siglo por delante de los demás. No sería sino el comienzo de su camino hacia el éxito más abrumador. Los nueve discos que grabaron juntos se conciben hoy como una antología del flamenco del siglo XX.
En 1979 Camarón lanzó su disco La leyenda del tiempo, hoy venerado como una auténtica revolución en el mundo del flamenco, que incluía sonidos propios del jazz y el rock con letras que adaptaban poemas de Federico García Lorca y con un nuevo guitarrista: José Fernández Torres, Tomatito.
Sin embargo, este álbum fue, hasta después de la muerte del cantaor, un fracaso comercial. La crítica le reprochó haber traicionado la ortodoxia y la tradición del flamenco. Hubo seguidores que, tras escuchar el disco, acudían a las tiendas para devolverlo porque “ése no era Camarón”.
En 1989 su album Soy gitano se convertía en el disco más vendido de la historia del flamenco, en el que colaboró, entre otros, con el guitarrista Vicente Amigo.
Pero sin duda, la consagración internacional de Camarón se produjo la noche del 6 de Julio de 1991, al formar parte de la noche flamenca que el Festival de Jazz de Montreux, a través de su productor Quincy Jones, había organizado para mostrar el flamenco al resto de Europa.
Junto a Lole y Manuel, El Pele, Manolo Sanlúcar, Charo Manzano, Antonio Carbonell, Moraíto Chico, Vicente Amigo y Tino di Geraldo, el de San Fernando ofreció un concierto inolvidable. Apenas 40 minutos de Camarón en vena que dejaron boquiabiertos a los asistentes al abarrotado Casino de Montreux.
El 25 de enero de 1992 tuvo lugar el último concierto público de Camarón… una actuación histórica en la que el público abarrotaba el Colegio Mayor San Juan Evangelista, más conocido como Johnny, en Madrid.
En abril de ese mismo año Camarón publicaba su último disco, Potro de rabia y miel, para el que contó con las guitarras de Paco de Lucía y Tomatito. La grabación de este disco tuvo que ser interrumpida debido al cáncer de pulmón que acabaría con su vida tan sólo unos meses después.
Aunque Camarón no llegó a disfrutar de la importancia que, después de su muerte, se le ha otorgado a su La leyenda del tiempo, sí vivió un enorme éxito que permitió revalorizar la dignidad y los sueldos de los cantaores. Además, abrió una puerta que revolucionó el arte desde dentro y que dio pie al movimiento de “los jóvenes flamencos”, favoreciendo el mestizaje musical entre culturas y otros modos de entender la música gitana.
Camarón de la Isla revolucionó el arte del flamenco, convirtiéndose en el más grande cantaor contemporáneo y en uno de los artistas españoles más influyentes y determinantes del siglo XX. Un genio adelantado a su tiempo que supo llevar el flamenco a todos los rincones del planeta, abriéndolo a públicos muy diferentes.
Si el flamenco es hoy Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad lo es por la labor de genios como José Monje y Francisco Sánchez… Camarón y Paco de Lucía… dos genios irrepetibles y eternos, cuyo arte se mantiene hoy más vivo que nunca.